En los días que hay FIFA se grita. Se le grita a la tele, se agarra con furia el control, se emputa uno de los errores que comete y de los goles recibidos.
En los días que hay FIFA se ríe. Si uno no dice una pendejada genial, lo hará otro. Hay chistes con más gracia que otros y todos tienen derecho a echarle carrilla al que sea.
En los días que hay FIFA se chupa. Ya sea chela o whisky, pero casi nunca refresco o agua pura. Así son esas cosas de hombres.
En los días que hay FIFA siempre hay diversión y nerviosismo. Mis compañeros fiferos son buenos jugadores, burlan, cabecean, chutan y anotan.
En los días que hay FIFA se oyen golpes, pero siempre son auto-propinados. Luego deja de ser chistoso ver cómo uno de ellos le hace un daño exponencial a su pierna derecha, que golpea sin piedad, como si eso surtiera efecto en el desempeño futbolístico.
En todos los días que ha habido FIFA, no he podido ganar un sólo torneo.
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